“Todos los caminos llevan a Roma” reza un dicho muy famoso. Roma como alfa y omega. El imperio y su decadencia. Pero ¿qué pasa si Roma sólo se presenta como un destino fantasmal e inalcanzable? “Roma al final de la vía” de Daniel Serrano y con dirección de Dettmat Yáñez, fue la obra que puso punto final a la Muestra Estatal de Teatro 2022.
La obra es un bello retrato que salta de tiempo para seguir a dos amigas-las mejores amigas- Emilia y Evangelina. Se conocen a los siete años, en su pueblo natal-un bucólico pueblo sonorense- y las une el sueño de montarse al tren que pasa cerca de sus casas para viajar a Roma. A partir de esa promesa iniciática, la obra se construye a sí misma, episódica. Visitamos a ambas amigas en su adolescencia, su juventud, su adultez, y su vejez.
“Roma al final de la vía” es una comedia nostálgica, bellísima en su concepción, con dos interpretaciones fantásticas y una dirección de Dettmar que abona a esa sensación de ternura y melancolía que provocan las promesas que funcionan como utopías, como paraísos inalcanzables, o como destinos que dotan sentido a la existencia.
Los espectadores se convierten en este pueblo chismoso pendiente de las pláticas de Emilia y Evangelina: Sus amores y desamores, sus desilusiones, sus pérdidas, sus puntadas-tan típicas de la ‘broncura’ de las sonorenses de pueblo-. A través de sus confesiones, tejemos las historias del pueblo, el chisme como una expresión artística, solía decir Ulises Carrión. Nos reímos de sus desventuras y de esas excusas tan curiosas-en algunos casos- como lisérgicas-en otros- para no cumplir la promesa que se hicieron a los 7 años. Roma siempre estará ahí. Ellas quizás no.
