Todo arte lleva inscrito algo de autobiográfico. Cada obra-sea plástica, literaria, musical, audivisual, escultórica, dancística- lleva implícito una firma-por más breve que sea- de su autor, como una especie de huella digital única e irrepetible. Cada una de las personas somos nuestros propios narradores, destinados a habitarnos por siempre. El arte, entre sus muchas bondades, también es una forma de terapia.
Por eso, en el marco del Día Internacional del Museo, se llevó a cabo el Taller de Arte terapia en el Museo de Arte de Sonora (MUSAS), donde se hicieron diarios visuales, libros de artista, con la finalidad educativa/terapeútica en la que se desarrolla una interacción diferente con el arte, ya que la actividad no tiene solo fines estéticos si no también pedagógicos en los cuales se busca que los alumnos vean desde otra perspectiva el arte, como una herramienta poderosa en la vida diaria del ser humano.
A través del dibujo, la pintura, el collage, técnicas mixtas, los asistentes-de todas las edades- pudieron plasmar sus emociones, sus sueños, sus miedos; iniciar un viaje de comprensión de sí mismos desarrollando un lenguaje simbólico y visual para aprender a identificar ese lenguaje en el que se expresaron.
“Los sentimientos y pensamientos más fundamentales de las personas, derivados del inconsciente, alcanzan su expresión a través de las imágenes y no de las palabras”, solía decir Margaret Naumberg, una de las pioneras del Arte-terapia. La evolución del ser humano hacia el homo-videns, con la imagen como epicentro de nuestra sociedad, obliga a la comprensión de ese lenguaje que ayer se vivió en el Museo de Arte de Sonora.
