Boletín ISC No. 279 / 24 de octubre / 2014: Austeridad, transparencia y buen gobierno
Colaboración especial de Carlos Sánchez
Compartir el conocimiento. Propagarlo con el objetivo de incentivar la emoción. Issa Guerra es cineasta, productora, maestra. Vino a Sonora a impartir el curso de producción cinematográfica en el marco del Programa de capacitación y producción Visiones en el desierto 2014 que impulsan el Instituto Sonorense de Cultura y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Issa Guerra, en la Sala de cine Alejandro Parodi de Casa de la Cultura de Sonora, muestra el recorrido a seguir para llegar a una producción cinematográfica óptima. Los alumnos preguntan, la maestra resuelve las dudas. Analizar punto por punto los requerimientos, los trámites de un proyecto, es la consigna.
Ya en el colofón de la tarde, cuando ha terminado la sesión del día, Issa atiende la conversación:
–¿Para qué sirve el cine?
–El cine es un medio para contar historias tanto de ficción como documental y es un entretenimiento para todo espectador.
–¿Cuál es la película que más te ha marcado?
–Todas me marcan, cada una en diferentes momentos y ahorita lo que tendría que contestarte es que la que me acaba de marcar es Cantinflas.
–¿Por qué?
–Porque fue un reto de producción, porque fue un reto personal, porque fue trabajar no en otro tipo de cine sino en un cine más grande, más complicado, me llenó de muchas satisfacciones, esa película me llevó a todo: a tener un reto profesional, un reto como cineasta, un reto como mujer.
–Viendo la situación que vivimos en el país actualmente, la cual me parece es un retroceso, si tuvieras la oportunidad de plantearlo en una película, ¿cómo sería?
–Me alejaría de la ficción y lo llevaría a un documental. Creo que es importante que en este tipo de temas se use el documental para contar estas historias que desgarran, estas historias que tienen una cruda realidad, estas historias que son totalmente verdaderas; el documental es eso, la ficción es inventada, tiene un drama creado, el documental es lo que está pasando, entonces yo lo llevaría a un documental en donde a lo mejor buscaría a alguien que lleva viviendo cincuenta años en este país y ha visto el cambio, a alguien que ha estado mirando estos cambios en el país, el ir y venir en la política, el ir y venir en la economía. Ahorita pensando en eso, es lo que haría.
–¿Cuál es la situación actual del cine mexicano?
–La situación actual es una de las mejores en cuestión de que hay muchas películas que han roto récord de taquilla, que están logrando que el espectador crea más en el cine que se está filmando en este momento en este país, y que hay que cuidarlo, no hay que confiarnos, hay que mantenernos en ese estándar y cada vez mejorarlo porque si cada vez mejoramos el estándar que le damos al espectador y en el que él está confiando, podemos ir educando al público. Creo que ya salimos del estereotipo de que el cine mexicano es de ficheras, de que es guarro, o que no tiene una cosa educativa, que es lleno de conflictos; creo que hemos logrado una cosa buena y hay que cuidar al espectador porque es el que paga el boleto y quien nos ayuda a generar una industria.
–De las películas en las que has trabajado como productora, ¿cuál es la que más te ha aportado en aprendizaje?
–Todas, todas me aportan. Todos los trabajos que he estado haciendo últimamente me aportan, todos los días se aprende algo nuevo, sería poco humilde y un retroceso como lo que acabas de decir del país, creer que ya lo sabes todo. Todos los días un ser humano tiene que estar con los ojos abiertos, con ganas de seguir. En el cine todos los días hay algo nuevo que aprender: porque hay una nueva tecnología, salió una nueva cámara, hay un nuevo lente, una nueva máquina que te ayuda a hacer efectos. Todos los días hay que estarse renovando, todos los días te sorprenden las nuevas historias, los retos que los directores te ponen, y regresando a tu pregunta yo creo que Los ladrones viejos hizo un cambio en mí, hay una Issa antes y una Issa después porque me volví más profesional, dejé de estar en la escuela. Los ladrones… hicieron darme cuenta que hay que profesionalizarse y yo no lo estaba haciendo.
–Como espectadora dentro de Los ladrones viejos, ¿cuál es el momento que más te conmueve?
–El momento más conmovedor sería cuando estamos entrevistando a los viejitos que son estos dos de bastos y que empiezan a hablar sobre su vida, y que además vas descubriendo que ellos están en la cárcel, es super fuerte para mí, porque además empecé a tener una ligera amistad con ellos cuando íbamos a la cárcel y entonces yo decía pobres tipos, llevan toda su vida presos cuando no mataron a nadie, en realidad lo único que hicieron fue robar a un chorro de gente, no mataron a nadie y cuántos asesinos andan libres. En realidad no es que sea una escena, es que ese momento me lleva a las pláticas que tuve con ellos, en donde finalmente lo que les está pasando es que les cargaron los muertos que alguien mató dentro de la cárcel, y ellos están pagando eso, pero tampoco encuentran una salida y prefieren quedarse adentro y estar cubriendo la pena de otro y entonces dices, híjole, cuánta gente afuera está asesinando y ellos lo que hicieron fue abrir chapas y llevarse una lana, porque los artegios en realidad, lo increíble de ellos, no es justificable, pero lo increíble es que dentro de su protocolo era no tirar una gota de sangre, y hoy día ¿cuántas gotas de sangre tiene este país?
–¿Cuál es el objetivo de este curso de Producción cinematográfica?
El objetivo era enseñarles un poco lo que es la producción, tratar de transmitir en tres días lo que necesita un productor en principio para poder arrancar, para poder empezar a levantar sus proyectos chiquitos e ir in crescendo e ir yendo hacia cosas más complicadas, tratar de darles esas bases en tres días que ha sido como una impotencia, por el poco tiempo, para poderlos ayudar en algo pequeño y darse cuenta que pueden ir aprendiendo y logrando cosas más complicadas.
–¿Qué es lo que te llevas de Sonora?
–Cada vez que doy clases me llevo unos chiltepines (En la mesa hay un frasco lleno de chiltepines, y en Issa la sonrisa por el regalo). En realidad me llevo la gratificación de haberle enseñado a alguien algo que tú aprendiste, darle a alguien algo de tu conocimiento y que lo pueda aplicar y le sirva, esa gratificación es la que me llevo, y quisiera llevarme la amistad de estos alumnos increíbles y poder en algún punto de la vida trabajar con ellos, venir yo a hacer algo acá o que ellos vayan a la ciudad de México, y que de alguna manera les haya abierto el corazón como para decir: sí quiero seguir haciendo esto.