Boletín ISC No. 314 / 1 de noviembre / 2014: Austeridad, transparencia y buen gobierno
Jesusito, con sus pequeños dedos y con la ayuda de papá, va metiendo uno por uno a los monstruos cochinos que no se quieren bañar, en una tina llena de jabón. ¡No me quiero bañar!, un cuento interactivo de Rudy Goldman, es una de las muchas aplicaciones digitales de fomento a la lectura con las que cuenta el Centro de lectura de Conaculta, en la Feria del Libro de Hermosillo 2014.
“Es una actividad dinámica y efectiva para llamar la atención de los niños, mi hijo tiene dos años y cada vez se va acercando más a la tecnología. Es una herramienta en la que haces que el niño se interese más por la lectura. Empieza él a coordinar los sentidos al estar en la pantalla tocando, y a pesar de que no sabe leer, ya se va dando una idea de cuál es el procedimiento para realizar el ejercicio”, nos comentó Jesús Antonio Rojas, al terminar la actividad con su hijo.
El Centro de lectura cuenta con más de 600 libros en papel y soporte digital que se pueden disfrutar en el agradable espacio lleno de muebles cómodos y muy llamativos; sesiones y talleres de fomento a la lectura incluyentes y para público de distintos gustos, intereses y edades; actividades para personas con discapacidad visual y auditiva; diez tabletas electrónicas iPad con ejercicios educativos, música, poesía y libros; presentaciones editoriales, cuentacuentos, actividades lúdicas, lecturas en voz alta y mucho más.
Margarita, de seis años, acostada en uno de los cómodos espacios del Centro de lectura, nos comenta: “Me gusta venir aquí a leer. He leído dos libros, Aves de México: conócelas de cerca y Cómo hacer que tus papás amen los libros para niños”, -dice- “que trata de que hay varias formas de que les digas a tus papás que crean en las cosas que hay en los libros para niños y que no tengan miedo de las cosas que salen en las páginas, diciéndoles que las cosas no van a salir del libro”.
Platicamos también con los encargados de traer este espacio a Hermosillo: “Este punto ha sido muy atinado dentro de la Feria del Libro, porque este centro es para esto: tú puedes comprar tu libro en el puesto más pequeño o en el más grande de la Feria, y me dices ‘¿puedo pasar a leer?’, yo te digo ‘acuéstate, siéntate, este espacio es tuyo’, eso es lo que traemos. Ha impactado mucho”, comentó José Antonio González Leyva, su coordinador.
Continuó: “La idea es llevar al lector la comodidad de poder leer un libro como en la sala de su casa. Se nos ocurrió de una manera muy sencilla; pensando en que nosotros siempre vamos a una feria del libro y caminamos y compramos, y el único lugar que tenemos para sentarnos es una cafetería o el lugar donde está el teatro, donde están las actividades de las presentaciones. Este centro de lectura, es un espacio para que lea el libro que compra fuera, o el libro que se le antoje leer de nuestro acervo lo pueda leer aquí con esta innovación de muebles que son la comodidad para el lector”.
A esto, se le suma la presencia de un pequeño escenario con asientos, para que tanto niños como adultos, puedan ver presentaciones y para acercar a la persona que no le gusta la lectura, a través de los talleristas, autores y cuentacuentos.
“A mí me gusta ver a los padres de familia sentados asesorando a sus hijos, leyéndoles algún cuento, mostrándoles los libros, eso es bien importante, para nosotros es muy satisfactorio”, nos comentó Cristina Murrieta, quien al lado de Mara Abdala, se dedica a asesorar, apoyar e informar a los visitantes del Centro de lectura.
El Centro de lectura, según nos comenta González Leyva, rompe un poco el esquema de las bibliotecas, donde por lo general, hay que permanecer en silencio, “a veces la gente tiene miedo o no le gusta ir porque lo callan o porque no hay un ambiente cómodo”, comentó.
“Hay que venir a la Feria del Libro y al Centro de lectura, las actividades y el espacio me parecieron algo muy bonito, porque te recuerdan seguir siendo creativo, no nada más en tu infancia, sino seguir siéacute;ndolo. También a seguir leyendo, tienen libros muy buenos aquí, que podemos leer sin necesidad de comprarlos”, nos invitó Milca Martínez, estudiante de preparatoria.