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Best of you

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Boletín ISC No. 097 / 6 de abril / 2014: Austeridad, transparencia y buen gobierno 

Hilos alivio

Colaboración especial de Carlos Sánchez

Hermosillo, Sonora.- La vida pende de un hilo y a merced del destino estamos en la vida. Hay, por ejemplo, la necesidad de expresar. Decir, sentir. Bailar y tocar. Hacer música. Confrontar.

Un piano es la caricia perfecta en la mirada. Las notas, el argumento para el deseo del cuerpo y sus movimientos. Un piano está. El sonido ídem. El escenario, el Teatro de la Ciudad, en Casa de la Cultura de Sonora, en el marco de Un Desierto para la Danza edición 22.

En este desierto se apersona La intrusa, compañía de danza que viene de España. Y en el escenario ocurre la luz, el movimiento, los sentidos del espectador que se disponen a actuar al contemplar la coreografía Best of you.

El silencio como un preludio. Los latidos del corazón se convierten en pauta, la cuenta regresiva para escuchar y mirar. De pronto la luz como un faro en el muelle, como el frontispicio de un tren que alumbra el camino a seguir. La próxima estación.

Y están allí, los cuerpos para darse. La música para sentirse.

Viene una y otra vez la reiteración del ejercicio del poder, la violencia como intrusa, la represión a las manifestaciones, el “no digas nada porque yo lo digo por ti”. No es de gratis que el bailarín, Damián Muñoz, montado en un vestuario nada rebuscado, intente coartar la interpretación de Clara Peya, quien es pianista y esta noche ejerce. Allí la creatividad, el cómo a partir del intento de censura se construyen los acordes de una pieza que se improvisa.

La manipulación, la confrontación, el deseo de una y otra vez construir los acuerdos. Porque la vida pende de un hilo, porque las relaciones se convierten en ese hilo.

A Virginia García, que es creadora, que es coreógrafa, que es dramaturga, que escribe el guión, que es personaje. A Virginia le intentan mutilar la voz. Y la metáfora, analogía, ilustración, está en la dificultad de la cercanía con el micrófono, el cual se vuelve cordón umbilical de la palabra.

No obstante la palabra se vuelca en versos, para decir y buscar los caminos del alivio. La vida pende de un hilo. De muchos hilos. La danza en este caso, es el hilo conductor, el lenguaje para decir la misma vida.

Esta noche vimos bailar. La danza se convierte en alma de este desierto.