• Instituto Sonorense de Cultura

  • 01 (662) 212 6570 y 01 (662) 212 6572
  • direccion@isc.gob.mx

Pueblos originarios de Sonora

Por Tonatiuh Castro Silva
Investigador de Culturas Populares en Sonora
El panorama cultural de Sonora está constituido por diversas culturas regionales, teniendo algunas de ellas un sustrato étnico (es decir, son peculiares tanto en el aspecto cultural como en lo biológico) y otras, una distinción en el plano de lo meramente cultural, que es el sector genéricamente nombrado “mestizo”.

Con una antigüedad que oscila entre los 6,000 y los 1,000 años, en el territorio ocupado por el Estado de Sonora se ubican siete etnias originarias, una de origen norteamericano, y varios grupos migrantes, originarios del sur del país, con aproximadamente tres décadas de haberse avecindado en la región.
Las etnias originarias del territorio que hoy ocupa Sonora, y los municipios que habitan son:

  • Kuapak o cucapá (San Luis Río Colorado, que tiene población también en el municipio de Mexicali, Baja California, y en una reservación en Somerton, Arizona);
  • Tohono o’otham (Plutarco Elías Calles, Puerto Peñasco, Caborca, Sáric y Altar, y además con población en tres reservaciones en Arizona);
  • Comcáac o seris (Hermosillo y Pitiquito);
  • O’ob o pimas (Yécora);
  • Makurawe o guarijíos (Álamos y El Quiriego);
  • Yoeme o yaqui (Bácum, Cajeme, Guaymas y Hermosillo);
  • Yoreme o mayo (Benito Juárez, Etchojoa, Navojoa y Huatabampo, así como la porción norte de Sinaloa).

Por otra parte, en Sonora se ubican grupos de origen migrante, con distintas condiciones:

  • Ki wika pa wa o kikapú (Tamichopa, municipio de Bacerac), cuya residencia se puede considerar permanente;
  • Triquis, mixtecos y zapotecos, asentados de forma permanente en el Poblado Miguel Alemán en el municipio de Hermosillo y en su cabecera municipal, en Estación Zamora y en Villa Pesqueira;
  • Otros grupos étnicos dedicados a labores agrícolas, quienes se ocupan como jornaleros temporales, y que son medio centenar en el estado.

La cantidad de hablantes de lenguas indígenas en Sonora (de 3 años de edad o más, de acuerdo con los registros del XIII Censo General de Población y Vivienda 2010), es de 61,270. Las cantidades de hablantes de lenguas locales son[1]:

  • Kuapak o cucapá: 43
  • Tohono o’otham o pápago: 144
  • Comcáac o seris: 776
  • O’ob o pimas: 469
  • Makurawe o guarijíos: 1306
  • Yoeme o yaqui: 16,508
  • Yoreme o mayo: 28,063

En cuanto a las principales lenguas de origen migrante:

  • Ki wika pa wa o kikapú: 0 (no obstante que el censo 2010 indica 3 hablantes).
  • Triqui: 1,843
  • Mixteco y sus variantes: 1,795
  • Zapoteco y sus variantes: 1,594

En Sonora se hablan también 58 lenguas o variantes de origen migrante, principalmente: chinanteco, chol, chontal, cora, huasteco, huichol, maSerisya, mazahua, mazateco, náhuatl, otomí, popoluca, purépecha, tarahumara o rarámuri, totonaco, tzeltal y tzotzil.
En el ámbito cultural, Sonora se puede considerar afortunado en cuanto a cantidad de etnias y lenguas existentes. Sin embargo, considerar las cantidades de hablantes y, sobre todo, la observación etnográfica, nos lleva a concluir que en Sonora se está dando una parte del proceso mundial de extinción lingüística. Refiriéndonos al grueso de los pueblos originarios persistentes hasta el nacimiento de la República, inició en el siglo XX. Durante varios siglos se preservaron las lenguas de la época del contacto con los europeos, o bien, si desaparecieron algunas fue por la extinción de las etnias propiamente, como los eudeve o jova, en la sierra. Pero el desplazamiento lingüístico de las lenguas indígenas por el español, sin la desaparición demográfica de los pueblos, es un proceso propio de la época contemporánea. Fue a lo largo del siglo XX que en Sonora desaparecieron dos lenguas: ópata y kikapú, una originaria y otra migrante.
En el presente, las lenguas originarias de Sonora que se pueden considerar vulnerables o “en peligro de extinción”, son las lenguas cucapá y tohono o’otham o pápago.
Un grupo de lenguas que, aunque cuenta con una gran cantidad de hablantes en consideración de su dimensión demográfica, tienen problemas de desplazamiento, está constituido por las lenguas yaqui, mayo, o’ob o pima y comcáac o seri.
Por otra parte, la lengua makurawe o guarijía no padece este tipo de conflicto; su cantidad de hablantes (1306), que es muy baja, no refleja la fortaleza lingüística que mantiene tal pueblo, debido a su aislamiento geográfico. Si bien este mismo factor ha determinado su rezago en términos de infraestructura y servicios, a la vez le ha permitido preservar la cultura tradicional.
Los retos para contrarrestar o prevenir el desplazamiento lingüístico conciernen a todos los sectores sociales; no corresponde solamente a los pueblos, ni únicamente a las instituciones culturales. Es importante implementar los mecanismos legalmente ya dispuestos para que la Administración Pública en su conjunto (sobre todo, en sus sectores educativos, de salud y de justicia) haga efectivo el reconocimiento de México como país plurilingüe; es importante que el sector productivo reconozca la diversidad cultural propia de sus recursos humanos, socios y colaboradores en las relaciones contractuales, laborales, comerciales y de servicios; es fundamental que los medios de comunicación propicien un diálogo multicultural entre las culturas que conforman a la gran nación.
En la historia de la humanidad se ha constatado que la pérdida de la lengua propia conlleva a la desaparición de los grupos étnicos o de las sociedades como tales. Tenemos el gran reto de reconocer la vastedad de conocimientos contenidos en cada uno de los idiomas de Sonora, para valorarnos no sólo a sus hablantes como miembros de comunidades distintas, sino para apreciarnos a nosotros mismos, en nuestra diversidad.
 
[1] XIII Censo General de Población y Vivienda 2010. Tabulados básicos. Estados Unidos Mexicanos. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, México, 2011. Si bien este documento data de hace casi una década, es el referente más formal hasta el momento, pues otras instancias si bien manejan datos más recientes, se trata de estimaciones, que además son parciales, referentes a ciertos pueblos o regiones.