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La nostalgia y la resistencia


La directora de cine nicaragüense Laura Baumesiter, autora de “La hija de todas las rabias” estuvo presente en la Cineteca Sonora en el marco de la Primera Muestra de Cine Documental.

Hablar de “La hija de todas las rabias” (Nicaragua- México 2021) es un ejercicio complejo. La película de la directora nicaragüense Laura Baumeister acaparó las miradas en la Primera Muestra de Cine Documental que se llevó a cabo en la Cineteca Sonora.

Lo primero que se debe decir de “Las hijas de la rabia” es que la película camina sobre el vacío, como una funambulista que trata de mantener el equilibrio mientas camina por una cuerda de apenas 10 centímetros de ancho suspendida a 50 metros de altura. Estamos en presencia de una fábula que camina entre la dureza y lo descarnado de una especie de neorrealismo y cine de denuncia y la inocencia y fantasía de un mundo onírico, de una ensoñación que bebe del realismo mágico y que es producto de la mirada infantil de María, su protagonista, una pequeña niña a la que su madre abandona en una fábrica después de haber matado, accidentalmente, a unos cachorritos perrunos que su madre iba a vender para conseguir dinero.
A esa espera horrible de esperar fiel la promesa de su madre de que iba a regresar, nace la imaginación febril de la pequeña: la invención de un mundo de fantasía que sirve como negación a la realidad de su situación. A partir de ese punto, la mirada de Laura empieza a resquebrajarse para contarnos lo que nos quiere decir: la complejidad de un mundo profundamente desigual, absurdamente injusto, terrenalmente cruel. Laura apuesta por alejarse de la visión adultocéntrica y en cambio nos encarna el punto de vista de la pequeña María. Así vamos viendo las complejidades de la naturaleza humana. A la dureza de la pobreza, Laura matiza con una estética poética; a las vicisitudes de la miseria, la autora construye un mundo onírico que explique, de alguna manera, cómo somos aventados a una realidad asfixiante. La fábrica y el basurero se convierten en una perversión de parque de diversiones.

Sin caer nunca en la pornomiseria, “La hija de todas las rabias” es un señuelo para cuestionarnos los porqués y los cómos, las estridencias políticas y sociales -Una Managua convulsa-.

“Me enfrento a una realidad que, por una parte, puede ser estereotipada, pero no ha sido visto con profundidad. Quiero reflejar todo lo que pasa y lo que converge en la pobreza de un basurero, que no es solo las carencias y la miseria. También es una historia de infancia, imaginación y resiliencia. Para mí era importante desvelar que, más allá de ese basurero, sigue siendo una niña. Cuanto más me acercaba a esa mirada de María, más lo hacía a algo auténtico”, explica la cinematógrafa.
Para la construcción de ese mundo creado por María, Laura señala que abordó ese reto desde cero. El cine-y en general toda pulsión creativa- va ligada inexorablemente a nuestro origen. No podemos desatendernos de ella. Nicaragua vive en una crisis perenne, atosigada por la dictadura de Daniel Ortega y las constantes crisis económicas y sociales, a los fenómenos naturales, a la corrupción, hay una resiliencia-común en todo latinoamericano- y una salida de emergencia que nace del ingenio y la imaginación, como procesos de negación y evasión, la ficción se convierte en una herramienta de supervivencia.

“No está conectado a ningún mito ni a ningún folclor preexistente. La mujer gato se desprende de un ejercicio de tratar de imaginarme cómo una niña como María supera la desaparición de su madre y darle una resolución. Ella necesita un abrazo de despedida, poder decir te quiero. La madre la deja en la fábrica y le promete que volverá. Los niños también se sienten muy responsables de las cosas que les pasan. Eso también es parte de la infancia. Lo viven de manera muy absoluta: lo que me pasa hoy es “todo lo que me pasa”. No hay tanta perspectiva temporal como tienes luego de adulto. Cuando creces puedes comparar con más cosas, pero de niño no tienes referentes. Además, en Nicaragua y mi región, como tenemos una naturaleza tan imperante, hay huracanes, tormentas… está constantemente vivo. Es el Trópico y tienes eso de que la vida revienta por todos lados. Estoy permeada por eso. La necesidad de mostrar esa fuerza”.