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Tic-tac


El Teatro de la Ciudad de la Casa de la Cultura fue el escenario de “Tictac”, coreografía de Germán Alonso Navarro en el marco de la Muestra Estatal de Beneficiarios PECDA que lleva a cabo el Instituto Sonorense de Cultura.

En la danza el cuerpo se presenta no sólo como una cosa
más en el espacio (res extensa), sino que mediante sus movimientos desarrolla
una forma de temporalidad propia.
Sábine Huschka

 

Hermosillo, Sonora; a 15 de abril de 2023.-  Partamos de la base que la danza tiene como sujeto y objeto al cuerpo. Su movimiento. Y el movimiento no es otra cosa que la energía que se mueve entre los dos ejes cartesianos de nuestra existencia: el tiempo y el espacio. “TicToc” de Germán Alonso Navarro, beneficiario del Programa PECDA, hace del tiempo su epicentro narrativo desde el cual comienza a construir una coreografía sin respiro, madejada por una música bellísima guiada por las percusiones.

Vemos en el escenario a tres hombres ataviados con la misma ropa-pantalón de gabardina negro y una camisa de manga larga de un azul casi marino-. Son tres complexiones distintas, sin embargo, representan a un mismo hombre. La coreografía de Germán Alonso y sus tres intérpretes (Ángel Arvizu, Adrián Jiménez y Eric Ruíz) se emparentan con la técnica cinematográfica del montaje y la manipulación que ésta hace del tiempo de la obra. Vemos a los tres intérpretes-que recordemos: son uno mismo- ejecutar una coreografía como si fueran manecillas de un reloj universal. Van en reversa para volver al pasado, se mueven frenéticamente, se enredan en las arenas del tiempo, se mueven sincronizadamente, luego pierden esa sincronía. El cuerpo de los bailarines no se detiene. Hay un reloj decimonónico y una banca donde los tres se sientan, como si fuera aquel cuento de Borges (“El Sur”) donde el autor se encuentra con su yo del futuro, o quizá aquella metáfora de la imagen y el tiempo de la que escribía tanto Deleuze

 

La música no cesa y con las percusiones nos recuerda esa onomatopeya del tiempo: Tic-Toc, Tic-Tac, Tic-Toc. “TicToc” se convierte en algo autoreferencial, desarrolla su propia temporalidad. El tiempo persigue, solía decir el filósofo rumano Emile Cioran.  La coreografía de Germán Alonso Navarro no da respiro al espectador. El movimiento se mezcla con el tiempo y lo que vemos en el Teatro de la Ciudad de la Casa de la Cultura bien podría ser una metáfora que roza la ciencia ficción, un alegato sobre la constitución del tiempo, una añoranza a desandar nuestras vidas, la lucha perenne de nuestros arrepentimientos. “Tic-toc”. Se nos ha dicho desde la ciencia que el tiempo sólo es una dirección. Es en la imaginación y creatividad humana donde la construcción del tiempo se vuelve más caótica, infinitamente compleja.