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Cantar para ser feliz: La voz de Morganna Love enamora en el Festival Alfonso Ortiz Tirado


Empezaremos con el final: Un auditorio ovaciona de pie a dos músicos. Pasa un minuto y el estruendo de los aplausos aún se repite como un eco que trasciende. En el escenario, una mujer en vestido negro y motivos florales y un hombre vestido en lo que parece ser una guayabera naranja se llevan las manos al pecho y hacen una reverencia de agradecimiento al público que pide otra canción.
Es la soprano Morganna Love y el pianista Luis Hernández. Dos artistas que hechizaron la noche de Álamos con una gala brillante, hermosa y que arrancó la vida. No es ningún secreto que la reconceptualización para esta edición-la 37- del Festival Ortiz Tirado ha sido total: Un evento diverso, incluyente, de altísima calidad, pensado para lograr una total democratización cultural. Y Morgana Love es el epítome de esta nueva etapa: Su talento, su visión del arte y su mensaje social es el co-relato de esta nueva realidad.
Su voz, delicada y sumamente educada, pasa de una aria operística de G.F. Haendel (Ombra mai fú), de corte barroco que contiene elementos lánguidos, melancólicos pero interpretados con una pasión inusitada por Morgana y el acompañamiento al piano de Luis Hernández, sutil y ligero, como si se tratara de un personaje literario que merodea la acción; hasta una zarzuela-con esa explosión lúdica e histriónica inherente al género- como Las Carceleras de Ruperto Chapi que permiten ver el esplendor y el dominio del escenario -y de su voz- que tiene Morgana.
“Qué bello es vivir, aunque duela”, comentó la soprano cuando terminó una de sus arias a un público que asintió con esa complicidad de estar ante una verdad ineludible.
La segunda parte del concierto fue música mexicana y ahí, Morganna, mostró esa versatilidad musical que la ha hecho un ícono de la escena musical: Bésame mucho de Consuelo Velázquez, Júrame, Despedida y Alma mía de su gran referente, María Grever, Arráncame la vida y María Bonita de Agustín Lara y de pilón, ya ante un público rendido a su voz, Besos Robados de Jorge del Moral.
Morgana Love, nombrada por la revista Forbes como una de las 100 mujeres más influyentes de México, se sale del arquetipo de la artista clásica. Lo trasciende. Con su música busca generar un cambio y se ha convertido en un ícono de la lucha por los derechos de los colectivos trans en México y el mundo.
“Yo creo que todos deberíamos ser activistas, yo tengo la posibilidad de ser una “Artivista”, es decir, a través de mi canto hacer activismo y luchar por un mejor país para todos”, llegó a relatar previo al concierto.
Morgana Love y Luis Hernández dejaron una noche para la posteridad en el séptimo día del Festival Alfonso Ortiz Tirado.