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En este Faot casa Nelita Bours se convierte en un bastión de la lectura


La literatura, la juventud y la niñez deben confluir de manera conjunta en espacios donde la diversión y la curiosidad sean el catalizador para experiencias estéticas gratas, experiencias que, al convertirse en recuerdos amenos, garantizarán también la continuidad del ejercicio literario, de su disfrute y de su trascendencia.

 

Con esto en mente, la creación de este tipo de espacios se convirtió en una prioridad a la hora de pensar las jornadas de la edición número 37 del Festival Alfonso Ortiz Tirado, prioridades que confluyeron en los talleres creados por Clara Luz Montoya y Lorena Enríquez, responsables de del taller Tiempo de Bookis y de la biblioteca y sala de lectura, ambas ubicadas en la Casa Nelita Bours.

 

El primero de estos proyectos, impartido por Montoya Lagarda, se divide en dos grupos, el primero dirigido a jóvenes y el segundo a niños de educación básica, en el primero de los grupos, explicó la tallerista, se trata de acercar a los jóvenes a la obra de Guadalupe Pita Amor, escritora mexicana destacada principalmente en el género poético.

 

En este espació, agregó, se trabaja de forma híbrida y se realizan acercamientos creativos a la obra, a fin de que entre el trabajo y la lectura se forme un criterio respecto a las cualidades estéticas de la poesía junto con el desarrollo de habilidades para la creación literaria.

 

“El taller está orientado a acercarlos a estos jóvenes, que son demasiado jóvenes para conocer la obra de Pita Amor si es que no están estudiando una carrera que se relacionen con literatura”, explicó.

 

Esta misma modalidad aplica con textos de naturaleza más ecléctica con los niños, quienes efectúan sus trabajos en su mayoría de modo virtual, para, al concluir las actividades, en el último día del festival, presentar las memorias del evento.

 

Por su parte, Lorena Enríquez ha apelado a un acercamiento con los más pequeños por medio de un espacio de actividades libres, esto por medio de la biblioteca y sala de lectura que ha colocado de manera estratégica a la entrada de la histórica casona al final del Callejón del Beso.

 

En este lugar, los más pequeños pueden aproximarse al libro como un divertimento que no les es impuesto, de modo que su misma curiosidad los lleve al disfrute del encuentro con la lectura, ahí, ellos podrán leer, podrán pedirle a sus padres que les lean, o incluso Lorena podrá leer para ellos, haciendo de esto una actividad amena que genera experiencias positivas en torno al libro.

 

“El objetivo es que disfruten de un momento de lectura, si gustan descansar un rato y que encuentren algún libro que les guste y por un momento se sumerjan en una historia”, dijo la tallerista.