• Instituto Sonorense de Cultura

  • 01 (662) 212 6570 y 01 (662) 212 6572
  • direccion@isc.gob.mx

Una voz de coral: Lily Márquez


Dentro de las ensoñaciones habitan verdades trascendentales. La ensoñación fue provocada en el Festival Alfonso Ortiz Tirado, cuando la Orquesta Filarmónica de Sonora tocó la bellísima Cantata Sueños, del compositor sonorense Arturo Márquez. Esa información es la generalidad, pero el secreto está en los detalles. En ese concierto, tan pasional como onírico, se escuchaba una voz femenina. Primero como murmullo y después como eco. Como si fuera una suspicacia, estábamos escuchando la voz-y las letras- de la artista Lily Márquez.

Y como una de esas verdades trascendentales que descubrimos en nuestras ensoñaciones, la obra y trayectoria de Lily Márquez, vibra en la realidad. Hija del maestro Arturo Márquez, Lily ha construido su propio camino desde lo transdisciplinario: Su voz, sus temas, sus obras, sus aportes. Hija de dos destacadísimos músicos y artistas, desde muy chica se vio involucrada en el mundo artístico.

“Soy actriz metida a las letras y que ahora está enfocada de lleno a la educación artística. Soy como un collage, enfocada al arte y a la formación artística. Mis dos padres son artistas. Mi papá siempre en el ámbito comunitario, mi mamá se abocaba mucho al trabajo de la integración de interdisciplina. Desde chiquita me llevaban a todos lados, me invitaban a trabajar con ellos. Recuerdo que mi mamá trabajaba en la Ofunam (Orquesta Filarmónica de la UNAM) y me dejaba con el bibliotecario y me enseñaba a leer partituras y yo me ponía a pegar partituras. Siempre estuve detrás de la cortina, en el teatro, haciendo experimentos con mi padre. Desde ahí nace mi sentir por el arte”, señala Lily Aurora.

Pero la curiosidad y la urgencia de seguir experimentando fueron la que la han llevado a esta voz transdisciplinaria de la que hoy hace gala. Becada por los Estudios Internacionales del Gobierno de Canadá para realizar la Maestría en Artes en The University of Lethbridge en Alberta, de la que salió con la tesis “Transdiscipline: In the search of New Forms of Theatrical Expression” (publicada en 2008 por Editorial Verlag Dr. Müller), Lily encontró su voz, o al menos el camino de su voz.

Y es que el encuentro de un artista con su propia voz es un punto mágico. “Siempre he tenido la necesidad de comunicar la urgencia, siempre he querido tener varios lenguajes para poder expresar lo que tenemos adentro”.

Alérgica a la rigidez de la categorización moderna y post-aristotélica, Lily dice que es complejo definirse a sí misma.

“ Te enseñan que tienes que ser músico o teatrero o doctor o abogado, ese es tu cajón, cuando estudié transdisciplina, de repente dije yo soy esto, soy una persona que necesita saber de otros campos y formarme. Mi voz es transdisciplinaria. Es difícil encasillar a la artista , mi voz está explorándose con mucha más madurez”, relata.

De actriz a directora, de directora a literata, de literata a editora, de editora a académica, de académica a maestra, de maestra a música. La versatilidad y lo transdisciplinario construyen una obra y un ideario que giran en torno a la memoria y a la familia. En el caso de la memoria, habla desde la memoria social, colectiva e individual
.
“El trabajo del tiempo a través de la historia y la comunidad. Estoy aprendiendo a reconocer las fortalezas y debilidades que tenemos, y cómo repetimos patrones, desde nuestras bases heráldicas, desde la sangre. Me aboco mucho a los movimientos sociales, las inquietudes desde el ámbito femenino, la lucha de la mujer, y cómo la lucha debe centrarse en la parte educativa”.

Recientemente publicó su poemario “Espejos”, un trabajo comunitario y colectivo que desembocó en este libro de arte. De mano en mano, tejiendo relaciones, haciendo de los sueños una realidad. Desde su amado Coatzacoalcos, con Sonora en el corazón, Lily Márquez es una artista de altísimo calibre.