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Silencio gregario


“Un borrador de goma estrecha el archipiélago y deja atrás nuestras huellas insulares”. Es un verso que pobla el último poema – “Certidumbre”- de la presentación del libro del poeta y fotógrafo Mario Medina, llamado “Silencio gregario”.

Ante auditorio lleno en la Sala de Arte del Instituto Sonorense de Cultura, Mario Medina habló de la construcción de su poesía, nos guió a su proceso creativo y a las motivaciones que desencadenaron en este título. Gregario puede ser explicado como “que vive en comunidad”. Y de las pocas certidumbres que tenemos como especie, es que somos gregarios. El silencio, por el contrario, es tan polisémico que tiene infinidad de significaciones: del silencio diáfano como elemento crucial entre el hombre y lo divino con el que teorizó y construyó su obra la gran filósofa María Zambrano, a las exploraciones metafísicas de Max Picard, que desarrolló una filosofía del silencio.

Mario Medina pone de fondo fotografías, finalmente amigo y alumno del destacado fotógrafo Mario Moreno. Sus fotografías presentan una soledad que nos lleva a pensar en paraísos perdidos, aquellos donde la mano del ser humano aún no aparece. Una playa-en los laberintos de la costa sonorense- donde no hay siquiera una huella. Sólo el mar calmo, la arena virgen y un horizonte que parece engullirlo todo. El silencio, otra vez.

Para el autor, el silencio es gregario. El silencio es motor de la unidad entre las personas, que se suman irremediablemente a la comunidad, al sentido de pertenencia, a la construcción de una esperanza. Sus versos atestiguan esa idea primigenia del poeta. La noche se va entre murmullos y preguntas de los asistentes, entre las baladas de la música Alma Medina.

Y ahí estamos, seres gregarios