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Algo Raro le pasa a mamá


 

Teatro en el incendio

Dirección: Gilberto Corrales

Interpretación: Gabriel Monroy

Sería necio negar la influencia que ha tenido en las últimas décadas la cultura japonesa: el anime, el manga, la literatura (de Mishima a Murakami); el cine (de Ozu a Kore-eda) y hasta la mimetización de tribus urbanas (otakus) han hecho que la hegemonía de la cultura popular-antaño, enteramente occidentalcéntrica- pase a ser una especie de bipolio. Y definir o encapsular lo japonés en una estética es complejo. Este viernes, la compañía Teatro en el incendio, presentó su obra “Algo raro le pasa a mamá”, escrita y dirigida por Gilberto Corrales e interpretada por el actor cajemense Gabriel Monroy.

El Teatro de la Ciudad de la Casa de la Cultura de Sonora se convirtió en el escenario donde el público pudo emprender un viaje: la escenografía, bella, cuidada, casi minimalista nos lleva a un Japón feudal, a una especie de obra de teatro Noh. Estamos ante el inicio de la historia del héroe: Relámpago, un samurai joven e inexperto que iniciará su epopeya: la búsqueda de su hermano Ráfaga.

Algo raro le pasa a mamá” se construye desde una arquitectura del manga japonés: episódico, lleno de elipsis que van contando esa epopeya y cargada de los arquetipos típicos del manga. Relámpago, el hermano menor, ve a su madre, Tormenta, atormentada por la ausencia de su hermano. Hay algo de culpa. Su viaje lo lleva distintos paisajes y páramos.

Es una huida hacia delante. Sabemos lo histriónica y enojona que puede ser su madre, reconstruimos los pasos del hermano desaparecido. Y hay algo que se adivina turbio, prohibido, casi tabú en la subtrama.

En plena época de la posmodernidad estética, la difuminación de las fronteras de los géneros, la voluntad de las pulsiones creativas por la experimentación han dado paso a productos que fluyen, líquidamente, entre sus márgenes. “Algo raro le pasa a mamá” hace uso de la danza, del performance, del hip hop, para tocar un tema íntimo y trágico, denso y pesado: el acoso, el bullying y en última instancia, el suicidio.

Un tema tabú pero que según cifras va en aumento en México y en el mundo en la población juvenil.

Eso es lo que va desdoblándose en la historia de “Algo raro le pasa a mamá”. Cuando uno va desentrañando los arquetipos de la épica del manga en el que está construyendo, va descubriendo la pesadez de su mensaje, las alarmas que intenta hacer sonar. La obra culmina de forma abrupta, pero ¿no es acaso así la vida?