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Encuentros cervantinos


Una entelequia puede definirse como cosa, persona o situación perfecta e ideal que sólo existe en la imaginación. Otra definición señala que es una realidad que tiende a la perfección. Aceptando filosóficamente que no existe tal cosa como “perfección”, bien podríamos elaborar una cartografía de cosas, eventos y sucesos que se han acercado a ella. Invariablemente, en la esfera cultural sonorense tendríamos que hablar del encuentro que hubo entre la Orquesta Filarmónica de Sonora y la directora orquestal invitada Laura Cmet.

 

En pleno cénit del verano sonorense, la OFS, bajo la tutela de Laura Cmet, ofreció uno de esos conciertos que quedan tatuados en la mente y en el corazón. La mezcla de un programa diseñado para explorar las distintas sonoridades y empujar al límite a sus músicos, conjugado con mensajes simbólicos que dan un mayor peso: el papel de las mujeres, con obras de Fanny Mendehlsson, la sonorense Nubia Jaime-Sanjuan o la argentina Noelia Escarzo. También estuvo presente la esencia porteña y bonaerense de la directora invitada: Piazolla, siempre Piazolla.

 

Viene a cuento esta rememoración del concierto porque el próximo 26 de octubre, en el marco del Festival Internacional Cervantino, volverán a reencontrarse Laura Cmet con la Orquesta Filarmónica de Sonora para ofrecer un concierto. Esta vez, distinto: será un concierto que funcionará como una aventura auditiva a la identidad, al espíritu, a la esencia sonorense.

 

Obras icónicas de grandes compositores sonorenses integran un programa que se bosqueja como un viaje al corazón del desierto sonorense: del Club verde de Rodolfo Campodónico, himno de las fuerzas de resistencia en las diferentes batallas del incipiente México moderno, a la Cantata Sueños de Arturo Márquez, una composición tan potente como profunda, un alegato y alegoría sobre la búsqueda de paz construido en cuatro momentos históricos. De Venus Rey Jr, con su obra de vanguardia, a Nubia Jaime-Sanjuan, joven compositora sonorense que ha construido una obra de tal compeljidad que parece englobar la riqueza de la identidad sonorense.

 

Los asistentes al Cervantino serán testigos de ese reencuentro. La directora argentina, con una trayectoria reconocida internacionalmente, ha encontrado su estilo mezclando la precisión clínica de la escuela alemana y la pasión irredenta de su patria argentina, se volverá a encontrar al mando de la Orquesta Filarmónica de Sonora, orgullo de nuestra entidad.