• Instituto Sonorense de Cultura

  • 01 (662) 212 6570 y 01 (662) 212 6572
  • direccion@isc.gob.mx

Lengua materna


Día 3
La carretera Hermosillo-Ciudad Obregón es absurdamente lineal en su primer tramo. Invita a
dejarse llevar por ese efecto de ensoñación que produce el calor sobre el asfalto que hace que las
escenas de películas hollywoodense, cuando hablan del alter-mundo, le den ese efecto movido y
color sepia. Hablamos un poco de cine como contrapartida lingüística a los monólogos que hemos
visto. El camino a Ciudad Obregón, invariablemente te hace atravesar el territorio yaqui. Después
de Guaymas pasa Pótam, Bácum, Huíribiri y llegas a Vícam. Los yaquis. Pueblo indómito y
resistente. Recordamos aquel bellísimo libro de la historiadora Raquel Padilla y todas las
vicisitudes que han tenido que sufrir los yaquis. Y pensar que las lenguas de los pueblos originarios
en México están siendo olvidadas. Pensamos en aquella película “Sueño en otro idioma” donde
también se toca ese tema. Siempre nos han dicho que México es un país multicultural pero ¿si no
garantizamos la vida de las lenguas de los pueblos que habitan México, realmente lo somos? Dice
aquel viejo axioma que le achacan, quizás apórcrifamente, a Wittgenstein: “El lenguaje es el que
moldea nuestro mundo”.

Hemos llegado a Ciudad Obregón.

Lengua materna
El teatro es, también, denuncia. “Lengua madre” (Diidxa’ ni guxana laanu) fue presentado por la
compañía Teatro del Tolok, de Veracruz, en el tercer día de actividades del Festival de Monólogos
Teatro a una Sola Voz.
La pieza, protagonizada por Freddy Palomec Guzmán, quien además de ser el creador de la
dramaturgia y dirección del mismo, comparte la historia de sus padres Eufemio Palomec Rosado y
Antonia Guzmán Antonio, de origen zapoteco, en un montaje con el que además de rendirles
tributo, invita a reflexionar en torno a la pérdida paulatina de las lenguas originarias de las diversas
regiones del país.
En algún punto de la obra, Antonio deja entrever que no le enseña su lengua a su hijo para que no
sea discriminado. Esa frase por sí sola destroza el corazón y nos lleva a cuestionarnos qué
estamos haciendo tan mal como sociedad para permitir eso.
En México se hablan 64 lenguajes. Las cifras indican que las poblaciones cada vez usan menos
su lengua madre. El español ha ido homogenizando el conocimiento. Con la muerte de cada una
de esas lenguas, se pierde una historia, un saber ancestral, una herencia antediluviana.
El monólogo de Freddy Palomec no sólo es bello en su mensaje sino en su manufactura. Se crea
una conexión casi ontológica entre el público y la obra. La pérdida de los vocablos, los resortes
lingüísticos del zapoteco y cómo se va erosionando su uso en pos de las lógicas de insertarse en
un mundo cuyo valor reside en cuánto tienes. Sentimos ese dolor, como cuando se apaga una
estrella.