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Nácori chico, viaje a la sierra


Vamos a imaginarnos una escena que bien podría ser salida de la mente febril de Jesús Gardea: Un pickup (una troca, para poder mantener esta sincronía con la obra del escritor chihuahuense) es el escenario nómada de una orquesta. Sobre la caja de la troca, van amparados al azar los músicos de la Orquesta de Los Vargas de Nácori Chico y, mientras el automóvil recorre las carreteras de la zona serrana, los músicos van tocando y cantando “Las 4 milpas”.

El destino de ese pequeño éxodo es Hermosillo, concretamente el Museo de Culturas Populares. Y más concretamente la exposición “Nácori Chico, grandeza de la serranía”, organizada por el Instituto Sonorense de Cultura. La Orquesta de los Los Vargas es una de esas agrupaciones que se convierten en leyendas y mitos en vida: preservadores de la tradición de una región, de su identidad.  La exposición es un éxito. Las salas del Museo están habitadas por fotografías, tejidos y bordados, maquetas de casas ancestrales, maravillas del ingenio humano: enclavadas entre las montañas de la zona serrana de Sonora, son ventanas a un pasado que dicta el futuro.

A Nácori Chico se puede llegar desde distintos puntos: Desde Bacadéhuachi, El Sáuz, Mesa Tres Ríos, El rincón, Tecoriname o la Unión de Carreteras. Pero llegar no es el reto, no dejarse encantar con su belleza bucólica, con su exuberancia cultural o con la profundidad de su historia. Previo al período colonial, la “opatería” ya era habitada, llena de historias y forjada en la lucha. En 1645 se fundó como Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de Nácori Chico, bajo la ascendencia del misionero jesuita Cristóbal García. Existe en esta región una devoción hacia Sanra Rosa de Lima, patrona de Nácori chico, y los procesos se han ido dando década tras década, donde la constante es la multiculturalidad, un punto donde confluyen diversos pueblos y culturas.

Con la presencia de la directora general del Instituto Sonorense de Cultura (ISC), Beatriz Aldaco Encinas, y la cronista de Nácori Chico, Cristina Murrieta; Jesús Madrid, director del Museo de Culturas populares, enfatizó en la importancia de esta exposición que tiene como objetivo el seguir descentralizando la cultura mediante la construcción de estos puentes donde los municipios y su historia puedan estar en diversos espacios y buscando visibilizar la riquísima historia que existe en todo Sonora.

“Nácori chico, grandeza de la serranía” es una exposición global, donde se rescata el pasado como punto de partido para comprenderse a sí misma: Desde las piedras como material primigenio del desarrollo hasta la música como forma artística de su identidad. Pero tenemos que regresar a Gardea. Es cierto que no se trata de un escritor sonorense sino oriundo de Chihuahua. Pero su mención no es caprichosa. Rebelde como sólo él, siempre despreció que se le etiquetara como “escritor del desierto”. Y aquí es justo darle la razón y señalar que pese a característica quizás indeleble de lo sonorense, no todo en Sonora va marcado por el desierto. Caso concreto de Nácori Chico. Enclavado en la zona serrana, su historia es hipnótica.

Vamos a imaginarnos el regreso a casa de la Troca que lleva a los músicos de la Orquesta de Los Vargas de Nácori Chico, que probablemente, van musicalizando el viaje en los caminos serpenteantes de la Sierra.