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La furia y la ternura


“No me arrepiento de nada”, exposición de la artista Ale Librada Torres, se inauguró en el Museo de Arte de Sonora del Instituto Sonorense de Cultura en el marco del mes del Orgullo LGBT+ el jueves 15 de junio y estará abierta al público durante tres meses.

 

Hermosillo, Sonora; a 15 de junio de 2023.- Toda ausencia deja un vacío. Y todo vacío, pese a convertirse en una paradoja, cimenta su lugar en el mundo. El Museo de Arte de Sonora (MUSAS) inauguró la exposición “No me arrepiento de nada” de la artista multidisciplinar Ale Librada Torres (La piedad, 1895 – Mexicali, 2020).

 

“No me arrepiento de nada” es una exposición que engloba las pulsiones, las temáticas, las reivindicaciones de Ale Librada. Unx artista que se enunciaba desde los pronombres ella/elle, y que hizo de su arte un mensaje profundamente político, un espacio de reflexión y sobre todo, de resistencia. La sala de exhibición de MUSAS que habita la obra de Ale Librada tiene esa característica del arte rebelde y subversivo. Asistimos a una apropiación de la sala museográfica convertida en un espacio público.

 

Está en el centro de la sala aquella manta que reza “En este pueblo ya no caben los jotos”, en respuesta a un alcalde homofóbico, epítome del machismo y la homofobia institucional mexicanos. También observamos “pintadas” y graffities (“No son ustedes, soy yo”), prendas de ropa intervenidas con textos de reivindicación de las disidencias sexuales. Ale Librada, ella, elle, era una artista que creo su obra desde aquella máxima de “lo personal es político”. Somos testigos de una autobiografía bella y rebelde, de un lenguaje poético que encuentra su receptáculo en diferentes plataformas: de las mantas y los grafittis en el espacio público como reclamo a ese elitismo y acartonamiento de la escena artística, a la fotografía y lo performático; de la creación de un heterónimo (DJ Perla) como si fuera Fernando Pessoa y sus mantras auditivos a los dibujos de figuras icónicas de la cultura popular: de Juan Gabriel a Selena.

 

El arte de Ale Librada aboga por un mundo mejor. Por un mundo diferente. No lo hace desde la ensoñación y la construcción de utopías, sino desde la potencia creadora y transformadora del arte como agente de cambio: no existe en Ale Librada un discurso idealizado de otro mundo; aboga por transformar y mejorar la realidad material de éste que habitamos. De ahí que toda su obra sea tan compleja, llena de matices donde se llevan a cabo esos procesos dialécticos, donde se resuelven las tensiones inherentes a su proyecto creativo: si su arte es eminentemente político y público, en cada una de sus obras la habitan elementos autobiográficos emanados de lo más profundo de su alma. A la furia de sus obras se le antepone la ternura de sus frases. A la seriedad de sus reivindicaciones se le suma un elemento tan lúdico como sutil, como su obra fotográfica del payaso posando con distintas familias en plaza pública. A ese llamado colectivo de la alteridad y la otredad también se matiza con ese “Yo” de Ale Librada, tan único y vibrante, visible en su constante reflexión en torno al cuerpo como el sujeto político por excelencia.

 

“No me arrepiento de nada” es el ejemplo perfecto de que el arte es la forma más especial de vincularse con los otros, con el mundo y, en última instancia, la revolución de la furia y la ternura.