Pachucos, cholos y chutos, una frase que consolidó la fama de Café Tacvba y que visto con perspectiva, bien podría servir como una especie de soundtrack para una de las películas más sorprendentes de la larga historia del cine mexicano: Los caifanes de Juan Ibañez.
Con esta película, se cerró la 72 Muestra Internacional de Cine en la Cineteca Sonora, una nueva muestra de que este recinto se ha convertido en el principal foro para los cinéfilos sonorenses. Y “Los caifanes” fueron un broche de oro sin igual.
“Los caifanes” es considerada como una de las piedras fundacionales-y renovadora- del cine nacional. Un paisaje urbano y nocturno que nos lleva de la mano con un estilo tan arriesgado y aventurado como ligero, que nos da un panorama de la vida sesentera en la capital mexicana. Desde esa especie de caló capitalino a los recorridos por los bares de la época. “Los caifanes”-con texto del escritor Carlos Fuentes- capta a la perfeccción el zeitgeiste de la época, el espíritu de su tiempo, el sentir generalizado de algo que hoy vemos con cierta nostalgia.
La 72 Muestra trajo consigo un catálogo de 12 películas de todo el mundo que pone de relieve la importancia del cine como bitácora de nuestro mundo, tan raro y contradictorio, pero tan bello e inolvidable. Por la cineteca vimos desfilar la obra cima del gran Antonioni (El desierto Rojo), como a autores que se les augura un futuro brillante, como lo es el rumano Ruda Jude.
