Cuatro guitarristas toman su respectivo asiento. Enfrente de ellos: un mar de personas, observándolos, cautivos. Detrás, la Orquesta Filarmónica de Sonora (OFS). El director, Héctor Acosta, comienza el movimiento. Hay una bella sincronía en todo el conjunto. Cada instrumento vive.
Es el concierto andaluz para cuatro guitarras y orquesta de J. Rodrigo. El cuarteto de Guitarras de la Universidad de Kentucky-agrupación formada en 2013 bajo la dirección del guitarrista sonorense Dieter Hennings Yeomans- toma el escenario: Tiempo de Bolero: La pasión inusitada que se forma en la pieza arrebata suspiros. La Orquesta Filarmónica de Sonora y el cuarteto de guitarras (Dieter Hennings, Erick Quijado, Geraldo Neto y Daniel Monroy) capturan la esencia de la música de Joaquín Rodrigo, ese hombre que en una sincronía extrañísima del destino nació el día de Santa Cecilia, la patrona de la música.
Sigue Adagio, una pieza de una mayor solemnidad y que es un buen contraste al aire lúdico de Tiempo de Bolero. El público acompaña con ese silencio expectante que delata su compromiso a adentrarse con el universo musical que está ocurriendo.
Finaliza el concierto con Allegretto. La pericia técnica del cuarteto la convierte en una pieza que retumba. Son elípticas auditivas que no se pueden esquivar y que convierten al recinto en una cámara de eco bellísima. No hace falta más. El concierto acaba con un aplauso unísono del público. No podía ser de otra forma.
