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Un domingo en la plaza, rodeado de libros.


El tercer día de la Feria del Libro de Hermosillo 2021 tuvo ese toque de plaza popular, un domingo de comunidad donde la Plaza Alonso Vidal se convirtió en el centro de las familias que paseaban con sus churros y cócteles de elote mientras revisaban las ofertas editoriales o escuchaban furtivamente los distintos espacios que ofrece el evento.

Un domingo que parece de otra época. La gente está ávida de volver a retomar su vida después de una pandemia que ha dejado sus estragos y ha roto cierto sentido de comunidad. Por eso, la FeLiH, se ha convertido en el espacio que nos lleva a otro tiempo: Los precios de sus libros son un fuerte testamento de su voluntad a hacer accesible la cultura.

El conversatorio “El lenguaje inclusivo en el arte” se convirtió en una especie de ágora donde se habló de la valía, el respeto a la otredad, la empatía hacia los sentimientos de los otrxs, de aquellos que no se sienten representado por la heteronorma y el binarismo del lenguaje. Porque, hay que recordar, que todo aquello que no se nombra, se invisibiliza. Estamos en una época de cambios, de transfomaciones y las estructuras de antes están siendo tambaleadas. Es la resistencia y la lucha de los colectivos que han sido marginados durante toda la historia.

En la Plaza Alonso Vidal, el grupo musical-compuesto de mujeres- Arena en el Bikini, llevó la playa al escenario con su música surf. Ese género sesentero de la costa oeste que con sus guitarras lúdicas y percusiones movidas pone a bailar hasta a las más pequeñitas. El cuerpo responde al ritmo y eso fue manifiesto en la plaza.

Hay un efecto conciliador en la Feria del Libro, como pretexto y construcción de identidad, de convivencia. Ajeno a la glamourizacón de la cultura, el evento pasa a ser una prueba de la revolución de los paradigmas: Primero los de abajo, los invisibilizados por ese status quo que se niega a cambiar.

Cerró una noche fresca la presentación del periodista y escritor Diego Osorno. Aclamado por su trabajo periodístico y documentalístico, presentó su libro, recién publicado en septiembre “Mundo enfermo”. Una colección de crónicas infrarealistas-apegándose a ese movimiento vaporoso que inauguró Roberto Bolaño- alrededor del mundo: de Líbano a Barcelona, de Cuba a Oaxaca. Osorno encarna bien ese arquetipo, ya en peligro de extinción, del periodista sin hogar, que recorre el mundo en una misión rarísima, redactando y recabando las intrahistorias que se convierten en metáforas de una realidad hiriente.