Hermosillo, Sonora; a 23 de marzo de 2023.- El escenario del Teatro de la Ciudad, en la Casa de la Cultura, se convirtió en un fractal de resistencias y protestas, de emociones y pasiones; de historias que se susurran entre todas, de anécdotas íntimas que se cuentan con el corazón en un hilo y el alma volcánica. “Somos todas”, es organizada por el Instituto Sonorense de Cultura en coordinación con la Secretaría de Seguridad Pública, el Instituto Sonorense de la Mujer y dirigida por Aldo Siles e interpretada por el Colectivo de Danza Contemporánea, es una obra que transmite. Podríamos intentar racionalizar y entender que el movimiento de las bailarinas simbolizan su respuesta a las violencias que atraviesan a las mujeres; de ese sistema heteropatriarcal que impone y tiraniza toda una pléyade de valores anacrónicos y que es, a través de la resistencia y la resiliencia, como las mujeres encuentran su lugar en este mundo.
Podríamos incidir en su mensaje, en referenciar a Angela Davis o a Karen Cordero para dar un marco teórico a lo que estamos viendo en el escenario. Y sin embargo, algo estaría incompleto. “Somos todas” presenta un despliegue físico atronador, una coreografía en sus distintas piezas que demanda y obliga a sus artistas y al espectador a estar hipnotizado durante cada segundo. A ellas parece unirlas un hilo invisible, como si una titiritera estuviera desde las alturas desplegando. Se siente el dolor, pero también, sobre todas las cosas, la empatía. Hacia el final de la obra, que ya nos ha dejado postales hermosas, se hace la voz.
Para Ránciere, la voz era la divinidad y la carnalidad. En esa paradoja, el teórico encontraba el momento de la existencia. “Alcemos la voz” dice la artista en un soliloquio final de gran fuerza que termina por resquebrajarnos. Antes había sonado la canción de Gymnopedies No.2 de Erik Satie, que en su melancólica calma, contrasta con ese monólogo furibundo lleno de verdades. “Somos todas” transmite y lucha.
