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Las máscaras de Susana Zabaleta y la belleza irredenta de la Orquesta Filarmónica de Sonora


Para describir el concierto que Susana Zabaleta y la Orquesta Filarmónica de Sonora ofrecieron, tendríamos que echar la mirada atrás e indagar en la formación académica y en la trayectoria de la soprano. Ahí entenderíamos que su formación musical pasó por diversas escuelas artísticas, que encontró en la actuación un espacio donde se desarrolló y que la llevó a tener la versatilidad que presenciamos ayer.

Susana Zabaleta bien podría ser el epítome de las máscaras de las que hablaba Artaud o de las que escribía Pirandello: una flexibilidad artística que va del canto a la actuación, de la poesía a la improvisación, siempre con ese toque de humor corrosivo, ácido y honesto. La vida loca de Francisco Céspedes nos recibió como un aviso a navegantes. Y no podemos dejar de mencionar a la Orquesta Filarmónica de Sonora. Si Susana representa las máscaras de Antonin Artaud, la Orquesta encarna la perfección interpretativa. La agrupación, dirigida por el maestro Héctor Acosta, nos obliga a escuchar no sólo con el oído, sino con el espíritu. Cada nota se convierte en un haiku que debemos descifrar y deleitarnos en su belleza. Esa maestría encontró su punto álgido en la noche con la interpretación del Danzón No. 2 del maestro Arturo Márquez.

Susana tiene una presencia magnética. Su vestido, brillante, casi como un espejo mágico, se convierte en un personaje más. La gala adquiere un aire de cabaret, profundamente lúdico, divertido. Posterior al concierto, en rueda de prensa, la artista reivindica el humor y la dicha como valores fundamentales del humano. Cada intervención que hace, entre canción y canción, que van de Manzanero a Lara, de Greever a Rodolfo Paez, hace reír al público con ese humor descarnado que hace recordar a Monsivais o quizás a Ibargüengoitia. Subvertir la formalidad por el desparpajo.

El final, como no podía ser de otra forma, tiene una sorpresa: sube al escenario el tenor sonorense Ernesto Ochoa. Dueto. La noche ha reído y cantado.