Entrar al universo de Federico García Lorca es dar un paso al vacío. Pese a ser uno de los grandes autores de la lengua española, cuando visitamos su obra-sea en poesía, sea en sus obras teatrales- somos funambulistas rebeldes. Es el caso de “La casa de Bernarda Alba” que se presentó en el marco de la Muestra Estatal de Teatro 2022.
La obra, realizada por la Compañía de Teatro Comunitario del Centro Cultural “Dr. Héctor Chávez Fontes” de San Luis Río Colorada y con la dirección de Damián Zavala Acevedo, recrea y ambienta la agudeza y la acidez del texto del autor español. Lo hace desde una puesta de escena sobria y sombría, dándole el peso a las actuaciones.
Como espectadores nos vamos viendo inmersos en esa casa tirana, un matriarcado-movido por los valores del patriarcado-: después de la muerte del esposo de Bernarda, ésta obliga a sus hijas a guardar un luto forzado a sus hijas. A partir de este momento vemos como la historia se va desdoblando en una serie de intrigas y rencores atenazantes entre todas las integrantes de la familia. La Casa de Bernarda Alba es un retrato social de su época-que aún puede ser rastreado a nuestra época-: la tóxica hegemonía del qué dirán, una reflexión profunda sobre las relaciones familiares y su deterioro como pequeños microversos sociales y la crítica mordaz a estos espacios de control absoluto que detonan en rebeldía.
El final de la obra, como no podía ser de otra forma, es una tragedia que hiere y lacera. Bernarda Alba lleva a sus hijas a un punto de rencor y desencuentros que desembocan en la última de las tragedias. Y aún así, después de la tragedia, persiste la retórica de las buenas conciencias. La hipocresía final.
