El teatro tiene la función de hurgar en nuestro pasado y poner el dedo en la llaga. Enfrentarnos a nuestros pecados, a los de nuestros antepasados. Eso ocurre en ‘Made in China’ del Colectivo Independiente Punto Tres y la dirección de Rafael López Evans. “Made in China” es un canto a la tolerancia, a comprender que la migración es la historia de la humanidad y que todos, somos migrantes, por lo que deberíamos ser más tolerantes. Pero antes de llegar a ese mensaje ejemplar, nos sumerge al capítulo más oscuro de nuestra historia: La campaña xenófoba que se dio en todo México-especialmente en el Norte- contra las personas chinas.
“Made in China” nos cuenta la historia de Yusen Lee Wong, un joven chino que llegó a México en 1908 con la esperanza de encontrar un mejor futuro para él y los suyos. Conocemos a Yusen a través de la mirada de su nieto, en la construcción de un personaje y una historia que a veces pretendemos ignorar y olvidar. Pero para eso es el teatro, para someternos a ver los horrores que somos capaces de cometer en una mentalidad de colmena irreflexiva, xenófoba y azuzada por el odio.
Somos testigos de las peripecias, el racismo institucionalizado y empujada desde las autoridades y los más poderosos hacia un grupo y la persecución hacia ellos. Yusen tuvo que esconderse durante 15 años, soportar los discursos acuciantes de Plutarco Elías Calles o Victoriano Huerta, epítomes de la ignorancia y la intolerancia, y bajo la condescendencia social.
Llena de recursos visuales bellísimos y una interpretación maravillosa, “Made in China” es teatro en mayúsculas.
