Lourdes Ambriz, cuenta con una trayectoria de 40 años en la escena musical de la ópera, donde ha recorrido todo el mapa geográfico del mundo, y también ha recorrido la basta cartografía operística y musical. De Olympia a Susana, de la Zerlina de Don Giovanni a ópera aérea, donde desde los aires, Lourdes nos canta.
Hermosillo, Sonora; a 12 de septiembre de 2022. La voz que resuena al otro lado de la bocina es única. Existe en ella una cadencia y un color único que embelesan. Se trata de la voz de la destacadísima soprano Lourdes Ambriz, quién será la homenajeada con la medalla Alfonso Ortiz Tirado 2023, otorgada por el Instituto Sonorense de Cultura.
Lourdes Ambriz, cuenta con una trayectoria de 40 años en la escena musical de la ópera, donde ha recorrido todo el mapa geográfico del mundo, y también ha recorrido la basta cartografía operística y musical. De Olympia a Susana, de la Zerlina de Don Giovanni a ópera aérea, donde desde los aires, Lourdes nos canta.
“Para mí es un honor recibir tan importante reconocimiento, todos sabemos la importancia que tiene el Festival Alfonso Ortiz Tirado, ya estuve en antiguas ediciones y siempre ha sido muy especial”, confiesa la soprano con alegría.
Su debut se dio con la Compañía Nacional de Ópera del INBA en 1982, interpretando el papel de Olympia en “Los cuentos de Hoffman”. El año previo había sido premiada en el Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli. A lo largo de su
exitosa carrera, ha cultivado un extenso repertorio que incluye ópera, música de cámara, música renacentista y contemporánea. Ha colaborado con directores como Charles Bruck, Lukas Foss y Eduardo Mata y actuado junto a figuras como Plácido Domingo, Francisco Araiza, Ramón Vargas y Rolando Villazón.
“ Mi papá era un señor de los Altos de Jalisco al que le gustaba Jorge Negrete y Pedro Infante, aunque en casa de mi mamá sí había una pianola con rollos de arias de óperas. A mí me empezó a gustar la música; mi mamá me llevó a una academia para estudiar canto porque no tenía instrumento y era lo más económico. Al poco tiempo, pasé a estudiar en la Nacional, entré al concurso Morelli, me dieron un premio y empezaron a darme trabajo. Empecé a cantar ópera desde muy chiquita. Lo primero que recuerdo es una pieza de Monteverdi, dirigida por José Antonio Alcaraz, que se llama El baile de las ingratas. Por mi edad lo mejor que era seguir estudiando. Hice especialidad en óperas de Mozart. También participé en muchas óperas de autores modernos, vivos, mexicanos contemporáneos. A partir de ahí hice proyectos con Enrique Mata, tambié en otras orquestas. Participé con solistas de México. Fueron tiempos muy bellos”, exclama Ambriz.
El talento de Lourdes no se ciñe a la belleza y educación de su voz, su estilo tiene profundos matices interpretativos, elementos teatrales muy marcados que fue agregando con el tiempo.
“Tuve la fortuna de participar en el montaje de Divertimento Operísitico, el maestro Enrique Patrón colaborando con el maestro Juan Ibáñez realizaron una iniciativa que trataba de sacar del contexto de los números de la ópera para atraer a los públicos jóvenes. Fue una experiencia imborrable, cuando se hace algo para niños, se hacen cosas muy sencillas. Los niños son nuestro futuro, merecen lo mejor. Después en 2010 realicé arias montadas con números de acrobacia, no sólo es el entrenamiento actual sino la parte física; la posibilidad de ir más allá”.
