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Cierra su temporada la Orquesta Filarmónica de Sonora con un concierto vibrante


 

Hermosillo, Sonora. La relación de Hermosillo con la lluvia podría dar para diversas tesis sociológica. La ciudad se paraliza y cada lluvia se convierte en una espectáculo a medio camino entre el temor y la esperanza. Por fortuna, la música siempre nos acompaña. Y ayer fue el cierre de la temporada Orquestal de la Filarmónica de Sonora.

La agrupación, dirigida por el maestro Héctor Acosta, ofreció un cierre de temporada a su nivel: maravilloso. Ante un público cautivo, la primera pieza que tocaron fue “Concierto para saxofón op. 9” de Aleksandr Glazunov y que contó con la gran interpretación de Juan Carlos Alfaro en el saxofón alto.   Esta obra, escrita por Glazunov un año antes de su muerte-en 1936-  tiene la particularidad que rompe su estilo, otrora romántico y conservador, y pasa a incorporar elementos más modernos, incluso jazzísticos. La interpretación de Juan Carlos Alfaro dio fe de ello, una ejecución bella y potente.

La segunda parte del concierto fue la Sinfonía No. 40 de Mozart. Una obra que no necesita introducción ni reseña. La Orquesta Filarmónica de Sonora eligió cerrar por lo más grande. De una u otra forma todos hemos escuchado esas piezas, nadie evade a la música. Se dan esos oxímorones tan necesarios con Mozart: las tensiones entre sutileza y pasión, vitalidad y tragedia.

Cierra una temporada orquestal nutrida en memorias musicales que nos ofreció la OFS.