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Entre la vanguardia y la tradición: Caña dulce y caña brava


No es secreto la existencia del techo de cristal en todas las esferas de la sociedad. Registros de un sistema patriarcal que ha invisibilizado a las mujeres. Sin embargo, con el correr de los años, el techo parece empezar a resquebrajarse y en esa lucha, con la constancia del agua de río, llega Caña dulce y caña brava, una agrupación de son jarocho conformada por cuatro mujeres y un hombre que inició en 2007 y que se presentó en el Callejón del Templo en la edición 37 del Festival Alfonso Ortiz Tirado.

No caben las etiquetas para definir a Caña dulce, caña brava. Desde el origen de su nombre se explora una tensión, un rango de emociones indescifrables pero que han generado una reconfiguración-y por qué no: una reconceptualización- del son jarocho. Adriana Cao Romero Alcalá: arpa y voz , Raquel Palacios Vega: jarana tercera y voz, Violeta Romero Granados, jarana primera, voz y zapateado; Anna Arismendez Gómez, guitarra grande y voz, Alejandro Loredo Ramírez : requinto, jarana de arco y dirección musica y Evelin Acosta López, verso y repentismo; configuran un espectáculo que se debe de ver para sentir y creer en las propuestas valientes y arrojadas, un salto al vacío que juega y subvierte un género tan tradicional como el son jarocho, históricamente dominado por los hombres.

Se asiste, pues, a un evento de una sensibilidad femenina, oscilante entre la ternura y una violencia musical-entendida en el mejor de sus términos- que cautiva. Siempre es complejo aceptar en el momento una reinención de un género tan profundamente arraigada en las raíces de un pueblo. Pasó en esa disyuntiva estilística-algo artificial pero mediáticamente marcada- del tango con el tradicionalismo de Carlos Gardel y la vanguardia experimental de Astor Piazolla, con la disrupción de Dizzy Guillespie y Charlie Parker en contraposición a las big bands en el jazz. Es la dialéctica histórica de la música.

“He recibido algunos comentarios que no son tan positivos, de parte de hombres, Caña dulce y caña brava se ha ganado el respeto, somos mujeres que nos comprometemos a hacer una propuesta no sólo en lo musical sino también en lo que estamos cantando. Nuestro trabajo está dejando un precedente, la propuesta de la versada, el cómo lo decimos las mujeres, señala Raque Palacios.

Tras 15 años la agrupación y cada uno de sus integrantes han ido creciendo y evolucionando, soltando la rienda creativa, incorporando elementos. La poesía de Evelin Acosta, llena de contenido, de mensaje, de demandas sociales actuales que han viajado por casi todo el mundo.