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Detrás de las montañas, el mundo: La ópera mixe cautiva Álamos


Atrás de la montaña está el mundo. Atrás de todas estas montañas está el universo. Esas palabras, en lengua mixe, se las dijo su madre a la soprano María Reyna desde pequeña. Desde ese entonces, la cantante ha construido un camino fascinante en el mundo de la música acompañada de su maestro y mentor Joaquín Garzón.
Pocas cosas más bellas en esta vida que ver a alguien alcanzar su sueño, con pasión y voluntad. El concierto de la noche de gala de este miércoles 26 fue una ventana a esa imagen. La voz de la soprano y el acompañamiento del maestro Garzón tejieron una atmósfera cálida, vibrante. Un instante que captura la eternidad con un programa sentimental, íntimo, lleno de matices lingüísticos, de historias construidas en el correr de los tiempos.
La voz de María Reyna embelesa y envuelve, por momentos arrulla y acaricia. Savi, de la poeta María López y recitado en lenguaje mixteco funciona como una especie de lullaby que nos transmite nostalgia por el futuro-valga el permiso literario-. Llámame, composición de Joaquín Garzón, rasga el alma en la voz de la soprano y se enclava en esa experiencia tan humana y tan inherente al mexicano por ese desasosiego amoroso. Fue un programa vibrante, cargado de sentimientos, de intensidad contenida.
Fue el turno de “Guárdame esta flor” en lengua náhuatl. Estamos ante una pequeña torre de Babel, un espacio riquísimo en lenguas, la herramienta más humana: El lenguaje y que la voz de María Reyna y el piano del maestro Garzón refinan a niveles insospechados.
Joaquín Garzón explicaba en rueda de prensa ese romanticismo inherente en el mexicano y teorizaba sobre su origen: Esa espiritualidad que converge entre el misticismo de los pueblos indígenas y lo impulsivo de lo latino y que aquí encuentra su mejor canal.
Fue un concierto inolvidable para dar cierre al sexto día del Festival Alfonso Ortiz Tirado.