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Terror Sinfónico…una noche perfecta de Halloween


Halloween, la noche de las brujas. Un día que se ha convertido en fecha marcada en occidente y donde miles de personas se visten de sus personajes de terror favorito: representaciones y máscaras construidas desde el horror, el terror. Manifestaciones y epítomes de nuestros miedos más profundos. Ahí va Freddy Kruger, Jason, El Joker. También máscaras amorfas que bien podrían ser criaturas de la Ciudad de Riley de la mitología lovecraftiana.

Para conmemorar esa noche, La Banda Sinfónica del Estado de Sonora, celebró su concierto “Terror Sinfónico”, en el Auditorio del Cobach Villa de Seris. Ante un público ávido de revivir sus escenas favoritas de clásicos del terror cinematográfico, la banda, liderada por el maestro Renato Zupo, interpretó y reinterpretó los temas que marcaron a generaciones enteras y que sirvieron como puerta de entrada al fantástico mundo hallowinesco.

La cartografía del concierto fue exquisita: La selección de temas y películas fue un in crescendo que llevó al público a ponerse de pie: Del tema de “The Walking Dead” a la perturbadora película setentera “El bebé de Rosemary”. De la tensión psicológica de Psicosis del maestro Alfred Hitchcock a ese terror casi metafísico de Nosferatu.

Los arreglos de la Banda Sinfónica del Estado de Sonora capturaron la esencia, recrearon una atmósfera implacable que iba en sincronía con la noche, y la performance del maestro Abel Corrales y Alondra Salazar, de Espacio Aéreo, agregaron un tercer elemento fantástico y dinámico: Sus cuerpos sobrevolando el escenario en cuerdas, como una especie de Tercera Dimensión que se mezclaba con la escena de las películas, redondearon una noche escalofriante.

Y luego, El Exorcista: Esa música que aún para quienes nunca vieron la película resuena como algo diabólico, sobrenatural, y se viene a la mente la silueta del Padres Carras. La ruptura de la normalidad de un barrio suburbano norteamericano y que en el concierto de la Banda Sinfónica toma un peso asfixiante. Embelesado el público, sólo atinaban algunos a sacar sus celulares para grabar.

Finalmente, el punto álgido de la noche: Ave Satani. Tema de “La Profecía”. Con la colaboración del Coro de la Universidad de Sonora. Vestidos en túnicas, contrastando con esa media luz del escenario, luz fúnebre y mortecina. Hay un miedo casi escatológico en Ave Satani. Un punto donde lo sacro y lo pagano se unen y se crea una atmósfera de irrealidad.

Así terminó el concierto “Terror Sinfónico”: con minutos de aplausos para la Banda Sinfónica del Estado de Sonora.